27 julio 2010

“Crisis de Valores”: La frase más trillada y repetida por los políticos

Basta con escuchar a los políticos (en su mayoría) en esta campaña electoral, cuando se refieren a temas educativos, la familia, los valores en la comunidad, la violencia, el pandillaje etc., para darse cuenta que no hay algo más en común, gastado y trillado que la “crisis de valores”, y en los jóvenes sobre todo. Y dado que no quiero sobrevolar muy alto sin aterrizar a la realidad, trataré de dar algunos comentarios en referencia al distrito de mi residencia: “Barranquito City” (aplicable a muchos otros distritos).

La lógica de los políticos y candidatos:

“El distrito necesita un cambio, necesita un candidato limpio y transparente, un candidato que pueda acabar con el pandillaje, la delincuencia, el alcohol y las drogas, sobre todo de los jóvenes. El distrito está sumergido en una crisis de valores, una crisis que proviene del seno familiar; y por eso, yo como candidato, propongo una recuperación de los valores familiares y de los valores patrios, vamos a fortalecer la cultura del distrito a través de talleres para jóvenes de liderazgo, vamos a darles empleo, etc.…” y bla bla bla. Muy cercano a la demagogia. La gran mayoría dice lo mismo, la diferencia está en cómo lo dicen o en las palabras que utilizan.

¿Qué es la crisis de valores en los jóvenes?:

Los estudios tradicionales de cultura política en el Perú y los políticos tradicionales asumen que la crisis de valores es la pérdida de los valores de antaño: participación activa en la política, respeto y participación en los desfiles patrios, el respeto a los mayores (obediencia), etc. Los más adultos dicen: en mi época, cuando éramos jóvenes, salíamos a una fiesta a las 8 o 9pm y la fiesta concluía a las 12pm, y nuestros padres iban a recogernos. ¿Eso es la crisis de valores?, nada más equivocado que el cuy vaticinando los resultados del mundial. El problema radica en que estas percepciones y/o estudios sobre las culturas juveniles son bajo los viejos paradigmas y las antiguas ideologías.

Y entonces, ¿qué está pasando realmente con los jóvenes?:

Las prácticas y organizaciones tradicionales, como los grupos religiosos, los partidos políticos y los clubes deportivos en el distrito de Barranco, entre otros, han ido dando paso a prácticas de tipo alternativas al que yo llamo formas de organización de carácter informal(En un ensayo académico los llamo Enclaves de Estilo de Vida, tomado del libro “Hábitos del Corazón”) como las bandas de música, los grafitteros, los skaters, etc., y también están las movidas culturales , tales como los conciertos de rock, actividades artísticas, etc. Así pues se va construyendo una cultura plural en el que coexisten diferentes mundos juveniles, y que se intercomunican a través de ciertos códigos comunicativos.

Lo que yo planteo es que la participación de los jóvenes en Barranco está marcada por un individualismo que se va institucionalizando a través de una intensificación de la identidad local y a su vez por una marcada preocupación por lo público desde espacios democráticos distintos a los tradicionales.

Ulrich Beck (U. Beck y E. Beck. La Individualización. El individualismo institucionalizado y sus consecuencias sociales y políticas. 2003.) nos afirma que el individualismo institucionalizado tiene que ver con los derechos, las responsabilidades y las obligaciones, y no es tanto un sistema autorreproductor como un mecanismo mediante el que los individuos ejercen presión colectiva sobre una sociedad que se des-establece sin reestablecerse. Es así que, las comunidades ya no están unidas sólo por la tradición, sino por una paradójica colectividad de recíproca individualización que, por su naturaleza, no es lineal ni cerrada, sino más bien ambivalente.

En su obra, la “Sociedad individualizada”, Bauman nos afirma que, la función de la sociología (lo menciono como sociólogo que soy) no es censurar o corregir las historias que contamos sobre nuestras vidas, sino mostrar que existen otros modos de contarlas. Analizando las numerosas dependencias a las que estamos sujetos y que son invisibles desde el punto de vista de la experiencia personal, la sociología puede ayudarnos a relacionar nuestras acciones y decisiones individuales con los orígenes más profundos de nuestros problemas y temores. Y también puede ayudarnos a comprender que si queremos superar nuestras inquietudes, individuales y aun así compartidas, deberemos hacerlo colectivamente, de acuerdo con su naturaleza no individual sino social.

Algunas conclusiones:

Es desde la propia mirada de los jóvenes donde vamos a poder encontrar su propia realidad; esto significa que se parte del reconocimiento de los jóvenes como actores sociales donde el mundo social no será la realidad, sino una variedad de realidades con reglas y significados propios de cada práctica –enclaves de estilo de vida-, cuyo nivel primordial es la vida cotidiana.

El desencanto de nuestra era contempla como desafío valorar la articulación de las diferencias sociales. Asumir la heterogeneidad social como un valor e interrogarnos por su articulación como orden colectivo. No se puede concebir una política democrática a partir de la "unidad nacional" sino a partir de las diferencias.

La teoría de la modernización reflexiva (Beck, Giddens) nos proporciona un diagnóstico de los problemas propios de fines de siglo XX en los países altamente desarrollados. Sin embargo, y refiriéndonos a la realidad latinoamericana, es necesario esclarecer sus especificidades. Tal como planteamos en los párrafos precedentes, las sociedades latinoamericanas sufren algunos de los problemas propios del capitalismo tardío, pero en su calidad de dependientes. Muchas de las situaciones conflictivas planteadas tales como, la falta de participación real de los jóvenes, la falta de proyectos futuros, la sensación de incertidumbre y ambivalencia, el "miedo a la libertad", no tienen las mismas causas ni las mismas características en nuestra realidad. Tal es así que ameritaría realizar estudios más profundos acerca del impacto que tuvieron los sucesivos gobiernos autoritarios, así como las crisis económicas en nuestra calidad de sociedades dependientes, como fenómenos asociados a nuestra particularísima globalización cultural.

Reflexión final:

Queda claro que el hacer un estudio adecuado de la realidad nos permite interpretar mejor la misma. En ese sentido, la "crisis de valores" que supuestamente existe en los jóvenes del distrito de Barranco (repito: aplicable a cualquier otro distrito), no es más que una nueva configuración valorativa; es decir, los valores de los jóvenes de hoy no son los mismos valores que tienen los adultos (que adoptaron los valores juveniles de su tiempo), y por ello las políticas de juventudes o las acciones políticas que se piensen tomar deben de tomar en cuenta las especificidades que los mundos juveniles (porque no hay solo uno, son varios mundos juveniles diferentes) demandan en la coyuntura actual.

2 comentarios:

José Carlos dijo...

Creo que sí existe crisis de valores cuando vemos que la delincuencia y la drogadicción se expanden entre los adolescentes, escolares y jóvenes, en muchos distritos. Entiendo que no quieres defender esto, pero toma en cuenta qe esta lacra, anomia social, arrastra con mayor o menor grado, a muchos jovenes que puede tener diversos pasatiempos.
Creo que una auroridad,llámese alcalde, tiene la obligación de aportar a su solución pero principalmente el seno familiar. Sonará trillado pero hay mucho riesgo de que jovenes no salgan de vicios o arrastren a otros, toma en cuenta también que no todos tienen las mismas oportunidades de desarrollo. Creo que lo que debemos hacer es fortalecer la tolerancia de las diferencias entre genaraciones distintas , esto se logra con la comunicación que finalmente es la base de la sociedad como afirma Luhman.

Carlos Cuadros dijo...

Jose Carlos, yo no cuestiono que la delincuencia, el pandillaje, la drogadiccón,etc. sean un problema. Lo que cuestiono es la postura de acción a tomar por parte de los políticos. Critico la postura de "la crisis de valores" como causa de los problemas que he mencionado. La pregunta que habría que hacer es la siguiente: Si hay crisis de valores, entonces de qué valores están hablando?, serán los mismos valores que tienen los jóvenes de hoy? o se pretende imponerles los valores tradicionales de la política o la religión por ejemplo?
Por ello mi planteamiento final es que, hay una nueva configuración valorativa en los jóvenes de hoy que hay que comprender y entender, y que a partir de ello se generen los programas y acciones a tomar. Una buena opción es convertir el problema y considerar los nuevos valores como una oportunidad: ese es el desafío.